Por Paulina Jara
Realizar una adaptación de Peter Pan es difícil, porque es una obra que engloba varios personajes atractivos para los niños de su tiempo y para los actuales: piratas, indios, hadas, sirenas, etc. J. Barrie supo armonizar en su obra los grandes tópicos de los libros de aventura de la época y realizar un “gran cuento de hadas”.
Al realizar una adaptación para niños quise rescatar lo esencial de la historia, la búsqueda que hace Peter Pan de una madre para que les narre cuentos a los niños perdidos, esa madre, por supuesto, es Wendy, a quién conduce junto a sus hermanos hasta la Isla de Nunca Jamás.
No omití el episodio de los celos de Campanita, quien manipula a uno de los niños perdidos para que le dispare haciéndole creer que es un pájaro, porque creo que es un episodio fundamental de la historia. El libro entero nos habla de una Campanita que se debate entre el amor por Peter Pan y la envidia que le provoca el cariño que siente por Wendy, rasgo muy característico de los niños pequeños, quiénes sienten celos de sus hermanos y compiten por el cariño y la atención de sus padres.
Sin embargo, decidí, prescindir del capítulo relacionado con la Roca de los Abandonados, donde el Capitán Garfio abandona a Tigridia (la reina de los indios) para que muera ahogada. También omití el combate entre Garfio y Peter Pan y todo lo relacionado con los indios, para evitar confundir a los pequeños auditores con tantos personajes diversos, sin alcanzar a desarrollar las anécdotas de cada uno.
Tampoco menciono al cocodrilo que le comió la mano a Peter Pan, para evitar conmover las delicadas sensibilidades de los niños y niñas a los cuales está destinada esta colección.
La intención es aproximar a la primera infancia a la lectura de los grandes clásicos infantiles, a través de la mediación de sus padres u otros adultos, con textos breves y rimados, introduciéndoles a este imaginario mágico que por años ha acompañado a muchas generaciones de niños. Cuando los niños tengan incorporada la lectoescritura, podrán leer por su propia cuenta las versiones íntegras de estos clásicos, por ahora, los invitamos a sumergirse en las superficies de las grandes obras, para que aprendan a apreciarlas y puedan disfrutarlas por medio de sus sentidos recién estrenados: la audición, la vista y, por supuesto, el contacto estrecho con el adulto que se las lee.