Paloma Valdivia es una de las grandes ilustradoras chilenas que comenzó su carrera ilustrando en Amanuta con su libro Kiwala conoce el mar. Para nosotras ella ha sido fundamental en el desarrollo y crecimiento de Amanuta ya que ha ilustrado muchos de nuestros libros. Pero sobre todo ha sido una gran amiga con la que hemos recorrido juntas el camino de hacer una editorial, de dar a conocer nuestros libros en el extranjero, de participar en muchos talleres, seminarios y ferias, y de compartir vivencias y experiencias durante los últimos 20 años.
Equipo Amanuta: ¿Puedes hacer una introducción tuya para esta entrevista? ¿Cómo quieres que te presentemos?
Paloma Valdivia: Ilustradora, autora y editora de libros para niños. Mi principal pasión son las historias, las ilustraciones, los libros y sobre todo los niños. No solo los niños de hoy, los que fuimos o los que fueron nuestros abuelos, ese territorio común que todos habitamos, la infancia.
EA: Te conocemos hace muchos años, desde que estabas en la universidad y hemos seguido tus pasos y tu trayectoria como ilustradora. ¿Qué cosas crees que son en las que más ha cambiado tu trabajo como ilustradora y qué cosas has mantenido durante todos estos años?
PV: Visualmente ha cambiado mucho desde que empecé, ayer por ejemplo al terminar un dibujo pensé: es primera vez que me siento 100% conforme con un dibujo y han pasado 20 años desde que empecé a ilustrar profesionalmente. Siempre estoy en búsqueda, por lo que eso genera cambio constante, también estoy aprendiendo a escoger bien los proyectos en los que quiero participar y en los que no. Conservo el entusiasmo y el afán de aprender.
EA: Nos has dicho que siempre quisiste ser ilustradora, ¿cuáles son los cuentos que te inspiraron desde chica?
PV: Cuando era niña no tenía acceso a tanto libro como el que tienen los niños de hoy, por lo que lo que llegaba a mis manos era una fuente de inspiración y alegría. Recuerdo los clásicos narrados oralmente por mi tía abuela antes de la siesta que nunca dormí, Caperucita Roja, Blanca Nieves, La Cenicienta. Los libros de fábulas de Esopo, Félix María Samaniego, cuentos tristísimos de Oscar Wilde, extraño esa melancolía en los libros de hoy o finales que no terminaban tan bien a mi me gustaban mucho. Naricita de Monteiro Lobato leído por mi mamá.
EA: Cuando ilustras un libro, ¿cómo es tu proceso creativo? ¿Cómo abordas y desarrollas un proyecto? ¿Qué técnicas usas? ¿Dónde buscas tu inspiración?
PV: Me encanta enfrentarme a un proyecto nuevo. Hay dos tipos, el por encargo y el de autoencargo. El primero es más fácil, tienes un texto, un editor, un tiempo de entrega. El segundo es más complejo porque todo depende de ti y de tu capacidad de organización. En el primer caso, leo el texto, busco ampliar información, referentes. Luego viene el storyboard, contar en imagen lo que se sugiere y no está escrito, ampliar la historia con la imagen. Luego hago los originales, generalmente ilustro a mano con tinta y lápices y luego paso al computador para editar en Photoshop. En el caso de los proyectos personales, puedo pasar años dándole vueltas en mi cabeza, parten desde un tema que me obsesiona, como no tengo plazo para entregarlos, los voy trabajando cuando tengo tiempo y los bajo al papel una vez que en mi cabeza están completamente terminados. Hago uno cada tres años aproximadamente, aunque me gustaría hacer más.
EA: Cuando escribes e ilustras, ¿cómo buscas tu proyecto? Algunos son bastante autobiográficos. ¿Escribes primero y luego ilustras? ¿Cuáles proyectos te han dejado más contenta?
PV: Primero hay miles de ideas, pero una de ellas cobra cierta importancia sobre las otras y si es buena se va quedando y convirtiendo en obsesión. Más que escribir primero pienso la idea por uno o más años y una vez que la tengo bien clara, desarrollo el texto en mi cabeza y lo voy memorizando, no lo escribo en papel hasta que está completamente listo. Las ilustraciones tienen un proceso similar, van dibujándose en mi cabeza a la par con el texto y las bajo al papel como bocetos. Estas, a diferencia del texto pueden cambiar y variar, el texto sin embargo casi siempre queda bastante parecido al primer escrito. Son textos muy breves y busco la palabra precisa para decir mucho con poco, esa es mi búsqueda.
EA: Cuando recibes un proyecto para ilustrar, ¿qué condiciones debe cumplir para que lo aceptes?
PV: Me tiene que gustar y tengo que sentirme capaz y contenta de hacerlo. Me han llegado textos preciosos que no podría dibujar, porque los visualizo más realistas o de temas que no me siento cercana. Cuando ilustro algo que me gusta es como andar de paseo, si no, es como trabajar en una fábrica de salchichas.
Otra razón por la que puedo aceptar un trabajo es porque es bien pagado, hay que articular una economía, con ese pago puedes dedicarte a trabajar en proyectos personales.
EA: ¿Por qué decidiste hacer tu editorial Liebre? ¿Cómo ha sido ese proceso?
PV: Amo los libros, no me parece que exista un objeto más hermoso y fantástico, son la prolongación de un pensamiento. Siempre he deseado trabajar haciendo libros para primera infancia, es un nicho interesante de explorar, pensar formatos innovadores y juguetones, buscar materialidades. Esos libros son el primer acercamiento a la imagen impresa de un niño, su primer museo portátil, es hermoso trabajar en ello. El trabajo de ilustradora es muy solitario, tener una socia como Mónica, interesante, creativa, trabajadora y amiga, hace del trabajo la parte más entretenida del día. Y por último, pienso en la diversificación de intereses, sé hacer libros, me gusta estar detrás y delante del escritorio, tengo más ideas de las que logro llevar a cabo, teniendo una editorial puedo desarrollarlas sin hacerlas yo directamente.
EA: ¿Qué cosas te gustan de ser editora y cuáles no? ¿Cómo divides tu tiempo entre editora e ilustradora y autora?
PV: Me gusta pensar en la idea desde cero, buscar al escritor correcto, al ilustrador que puede darle forma a ese texto, me gusta elegir formato, materialidades. Me encanta tratar con otros ilustradores, pagarles bien, valorar su trabajo. No entiendo y me frustra toda la parte burocrática y económica, impuestos, compras, ventas, lo caro que son los libros en Chile y lo mal repartidas que están esas ganancias.
EA: En el libro Nosotros publicado por Amanuta en español y por varias editoriales extranjeras, ¿cómo fue el proceso de creación?
PV: Al igual que los otros, comenzó con una idea y luego una obsesión. Me di cuenta de que llevaba años acompañando a mi hijo a dormir y que cada noche repetíamos el mismo juego. Ser otros, animales, yo decía ser la madre y él nombraba el cachorro. Cuando él se dormía, no podía irme al instante porque se despertaba, entonces me quedaba otro rato largo pensando en él. Imaginaba que crecería y que ambos cambiaríamos y que me dolería esa separación pero que a pesar de ese distanciamiento normal y necesario de un hijo que crece el amor y el vínculo seguirían siempre poderosos. Así lo siento con mi mamá y así lo debe haber sentido ella con la suya. A veces los libros los hago para darme una respuesta o calma, este es el caso de uno de ellos. Entender el crecimiento y el cambio en los hijos, pensar en el nido vacío y en los vínculos poderosos desde temprano. Le dí forma a una actividad reiterada y a un pensamiento.
EA: ¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?
PV: Estoy en varios proyectos a la vez, casi siempre es así.
Terminando un libro de Neruda que me costó 5 años de ilustrar, pero está precioso. Otro libro de Gabriela Mistral para una editorial brasilera, proyectos de Ediciones Liebre, filmando un taller para Domestika y estudiando un diplomado de Antropología y Comunicación Audiovisual.
EA: ¿Puedes dejar algún mensaje o consejo a ilustradores que estén comenzando su carrera?
PV: Que no esperen a que los vengan a buscar a la casa. Inventen, ilustren, vendan por redes, autogestionen, autoediten, toquen timbres, pidan consejos y manden mails. Dibujen con honestidad, es mejor que no sea tan hermoso, pero sea propio, con personalidad, honesto más que la copia de un colega. Aburre ver tanta ilustración parecida.